7 de marzo de 2025

Trump el inundador

Donald Trump no ha perdido la iniciativa ni un día de los que lleva de vuelta en la Casa Blanca. Está claro que sabe lo que hace, quiero decir que no es un improvisado, a pesar de lo que quieran publicar medios y periodistas de todo el mundo. Otra cosa es estar a favor o en contra de sus ideas y de sus políticas.


En el tiempo que lleva no ha dejado de ser portada de cada revista que se edita en el mundo, una y otra vez. Nadie le gana. Las últimas por el bulliyng al que sometió al presidente de Ucrania, Volodímir Zelensky, en el Salón Oval de la Casa Blanca. Lo que todos sabemos es que prometió terminar con esa guerra y lo está consiguiendo y lo que no sabíamos es cómo lo iba a hacer. Por lo pronto lo hizo despertando a Europa de su letargo insustancial.

Trump tiene la costumbre de pegar primero. Pero pega fuerte, hasta dejarte malherido. Después empieza a negociar, como si de repente te encontrara en el suelo, sangrando y con los huesos rotos y él no tuviera nada que ver. Es una técnica vieja y da buenos resultados porque pone siempre al contrincante en nivel de inferioridad. Es la diplomacia de los fuertes y es lo contrario de lo que hacen los débiles, que es tratar de esquivar las trompadas de los fuertes y acudir a argumentos inteligentes. Tendría que haberlo sabido Zelenski antes de aventurarse a la Casa Blanca, a pesar que nadie lo había invitado.

A los lideres europeos reunidos en la conferencia de Seguridad de Múnich los dejó llorando, pero esta vez no fue Trump sino J. D. Vance, el vicepresidente, que multiplica por tres la retórica de Trump: les dijo que estaban mirando para otro lado y que habían convertido a sus países en ferias de la modernidad tóxica, ya enfrentada abiertamente contra los valores occidentales.

Con los periodistas es igual y esta vez somos nosotros los que debíamos haberlo sabido en lugar de lamernos las heridas. Trump inunda a las audiencias con información. Lo que hace se llama así, pero en inglés: flood the zone. No hay ningún día de descanso porque siempre hay una novedad distinta de las anteriores y tan rotunda como todas ellas. Satura el sistema informativo de modo que nadie tenga tiempo de analizar lo que se está diciendo o las medidas que se están tomando. Y avanza. Avanza. Avanza.

Parece que James Carville, el estratega de campaña habitual de los demócratas, les aconseja dormir la siesta. Dice que es la única actitud posible al flood the zone: flotar en una colchoneta inflable, dormidos si pueden y esperando que el que inunda se canse y pierda la iniciativa. Nadie sabe hasta cuándo puede durar esto, pero además tener a la oposición dormida puede ser justamente lo que quieren quienes inundan la zona.

Diría que lo único que está claro es que la política no es lo que era, y que con esquemas antiguos ya no se pude hacer nada, ni en el gobierno ni en la oposición. Por eso no recomendaría dormir a unos ni a otros, y sí avanzar. Son tiempos de pasos rápidos porque los cambios lo son y decididamente no conviene estar dormidos, para no perderse lo que está pasando y para no ser arrollado por los acontecimientos.