El periodismo sigue intacto y cada vez más saludable porque ya no depende de grandes sumas de dinero para solventar esa complicada logística y alimentar su dinosaurio con toneladas de papel y hectolitros de tinta a gran velocidad. El soporte barato ha reducido la escala de las empresas periodísticas, pero no su esencia.
Hoy lo caro ya no es el papel ni la logística, no porque sean baratos (son carísimos) sino porque ya no sirven como soporte a la publicidad ni al periodismo. Hoy lo caro del periodismo es la información y lo barato es la opinión; y es una de las mejores noticias para la profesión.
Caro es averiguar qué pasó y barato, o gratis, es pedir opinión sobre lo que pasó. Cuando digo averiguar qué pasó estoy diciendo conocer la verdad hasta sus últimas consecuencias y no solo lo que aparece como verdad. Periodismo no es decir lo que otros dicen sino averiguar si lo que otros dicen es verdad o mentira. Periodismo es investigar lo que hay detrás de la cortina; conocer la historia que se esconde debajo de la alfombra; las causas poco naturales de lo que vemos como natural; las intenciones que mueven los hechos que parecen fortuitos; los intereses escondidos, buenos o malos de los acontecimientos. Y para todo eso no hace falta papel sino talento, dedicación, pasión por la verdad, paciencia... y mucho coraje.
Ayer salió la noticia de mi designación como Consejero de la Entidad Binacional Yacyretá. Por ser incompatible con la dirección de El Territorio, he renunciado a partir del pasado 1 de marzo a mi condición de Director, tanto de los medios como de la compañía editora (El Territorio S.A.I.C. y F.). Quise redactar una despedida de esta columna, que se publica cada domingo desde julio de 2013, pero salió un testamento sobre el periodismo que pretendo siempre como aporte de El Territorio al desarrollo, en Unión y Libertad, de la Argentina, de Misiones, de Corrientes y de todos los lugares del mundo a donde hoy llega el periodismo de El Territorio en sus variadas plataformas, que superan con creces al dinosaurio de papel que quizá tiene ahora en sus manos.
Y prometo seguir diciendo periodista cuando me pregunten la profesión.