¿Cómo era el voto antes de 1912? La Constitución de 1853 no estableció ningún mecanismo electoral. Lo hizo la ley 140 de 1857, basada en principios consagrados por Juan Bautista Alberdi. El voto era nominal, facultativo (no obligatorio) y público (no secreto). Se votaba de viva voz o por escrito, pero los votos en papel eran leídos en voz alta en el momento del escrutinio. Podían votar los varones mayores de 21 años. No podían votar los sordomudos, ni los extranjeros, ni los eclesiásticos, ni los habitantes de los territorios nacionales que recién pudieron hacerlo junto con las mujeres en 1951. Se votaba por una lista de candidatos y la que sacaba más votos se llevaba todos los cargos. Las elecciones duraban tres días y se votaba en las parroquias y siguiendo sus jurisdicciones, que hasta hace poco se llamaron parroquias. A las 8 de la mañana del primer día se reunía la asamblea electoral en cada iglesia y elegía las autoridades de mesa que recibían los votos hasta las 4 de la tarde del primer día y desde las 9 de la mañana a las 4 de la tarde los dos días subsiguientes. Además, y desde 1853 hasta 1994 el sistema era indirecto: se elegía un colegio electoral que se reunía para elegir al presidente.
En 1853 Alberdi escribió sobre el voto que el sistema electoral es la llave del Gobierno representativo. Elegir es discernir y deliberar. La ignorancia no discierne, busca un tribuno y toma un tirano. La miseria no delibera, se vende. Alejar el sufragio de manos de la ignorancia y la indigencia es asegurar la pureza y el acierto de su ejercicio. Es más conocido lo que decía Domingo Faustino Sarmiento, porque se ha convertido en su frase más emblemática: educar al soberano, convencido de que no habría una democracia fuerte si el pueblo que elegía a sus gobernantes no estaba educado. Es la misma idea de Alberdi: un pueblo ignorante terminaría eligiendo tiranos.
A estas se suma la expresión sepa el pueblo votar que solemos usar sin saber bien de dónde viene. No fue Leandro Alem el que la acuñó y parece que tampoco fue Roque Sáenz Peña, que sí dijo quiera el pueblo votar, más acorde con la idea de la ley del voto universal; es que lo que le preocupaba a Sáenz Peña era facilitar la voluntad de votar de los ciudadanos, ya que el voto cantado alejaba a los que no se atrevían a hacerlo en contra de las autoridades. Sepa el pueblo votar es hoy la expresión más cabal de la necesidad de la educación de los que eligen, para que tengamos una democracia, sana, fuerte y duradera. Hoy estamos igual que en aquellas épocas, necesitando con urgencia años de buena educación que mejoren nuestra democracia.