Jorge Mario Bergoglio cumplió diez años como Papa el lunes pasado. Fue el 13 de marzo de 2013 y con motivo de ese aniversario el Papa dio un par de entrevistas a dos medios argentinos: Infobae y La Nación. La de Infobae la hizo Daniel Hadad, el dueño de esa plataforma, que es una de las más visitadas del mundo hispanohablante. A Elisabetta Piqué, la corresponsal de La Nación en Roma, le tocó la de ese medio que ya no es solo un diario aunque tiene un diario.
Las dos entrevistas duran algo más de 40 minutos y tienen pocas preguntas en común, cosa que se agradece en el entorno endogámico del periodismo. La corresponsal de La Nación había visto o leído la de Infobae cuando llegó a la casa del Papa, así que daba por sabidos algunos temas que uno puede ir a ver todavía gratis a ese sitio web. En plena entrevista, la corresponsal de La Nación hizo su operación de marketing para que quedara claro a la audiencia que su relación con el Papa es antigua y estrecha. Se ve también que Piqué sabe más de pontífices y vaticanos, quizá por eso no hace preguntas que sabe que no deben hacerse. Hadad queda entre espontáneo y temerario cuando pregunta, por ejemplo, a quién votó Bergoglio en el cónclave.
El Papa habla de fútbol en las dos entrevistas y dice lo mismo: de los partidos del Mundial contra los Países Bajos y Francia –que no vio– saca la conclusión de que los argentinos empezamos bien y terminamos mal todo lo que hacemos. Hablando de esto me decía alguien que esa conclusión es una pavada atómica porque el fútbol es así: los que estaban del otro lado también querían ganar y tampoco pensaban rendirse. Pienso risueñamente que no es que los argentinos no sepamos rematar al adversario sino que no somos rematadores de nadie y no hay por qué humillar al adversario ganándole 6 a 0.
Francisco habla, también en las dos entrevistas, de su posible viaje a la Argentina. Estaba previsto para diciembre de 2017, después de Chile y antes de Uruguay, pero hubo elecciones en Chile y tuvieron que pasar el viaje para enero... y en enero, ya se sabe, no está ni el gato (textual del Papa). Las elecciones en Chile fueron el 19 de noviembre de 1917, así que el viaje se pasó a enero, pero a Chile y Perú. Argentina y Uruguay quedaron para más adelante y da a entender que puede ser después de las elecciones, que si son las de este año sería entre el 19 de noviembre y el 10 de diciembre, ya que, supongo que el Papa prefiere consolar a un pato rengo que gasta sus últimos días en el poder antes que bendecir a un flamante pavo real que inicia su mandato.
Entre otros temas –y es el punto de hoy– Francisco habla para los que lo tachan de socialista mal dormido o comunista trasnochado. Reivindica la economía social de mercado y la opone al capitalismo a ultranza y al comunismo despersonalizante. Quizá por un acto fallido, además de la expresión economía social de mercado, el Papa ocupa también capitalismo de mercado, cuando quiere decir capitalismo social, que es una gran expresión. En otras palabras, el mercado no es el único árbitro de la economía y la propiedad tiene una función social. El dinero, los bienes y los servicios no están a disposición absoluta de sus dueños sino que los tienen y administran para el servicio de toda la sociedad; no son solo para los ricos y el derrame para los pobres, sino para que los ricos se preocupen de los pobres (nada que no haya dicho ya Juan Pablo II, o el mismo Francisco en la Evangelii Gaudium). Además lo certifica la comprobación empírica de la entrada y la salida de este mundo: venimos sin nada y cuando nos vamos dejamos todo lo que acumulamos.
También habló de Ucrania, Venezuela, Nicaragua, la ideología de género, los abusos, los curas casados, el divorcio... pero quedan para el domingo que viene.